Carnaval de Río de Janeiro fue atrasado por COVID-19, será hasta abril

El festejo del Carnaval de Río de Janeiro fue atrasado por COVID-19, aunque por ahora se da solo un adelanto de lo que será.

La purpurina, los tocados de plumas y el resto de la parafernalia del Carnaval han vuelto a Río de Janeiro, pero en formato reducido, porque el Carnaval de Río de Janeiro fue atrasado por COVID-19, por lo que ahora es solo un aperitivo de la fiesta grande.

Será en abril cuando se celebren los festejos oficiales en la principal capital del carnaval brasileño y el resto del país tras un aplazamiento debido a los estragos de la variante Ómicron.

Este anticipo carnavalesco ha sido peculiar, pero de trascendencia «Estar aquí es una victoria, una resurrección», decía el domingo por la noche Erika Souza, 34 años, ayudante de coreografía de la escuela Viradouro.

En 2022 se puede ver a las personas sin mascarilla retomando el Carnaval después de que 2021 se diera el primer año sin desfiles ni fiestas callejeras. Pero ahora el aperitivo carnavalesco carioca ha consistido en muchas fiestas privadas para quien pudiera pagarlas.

En la medianoche a Ciudad del Samba era un reino de tacones y escotes imposibles, pechos de silicona, lentejuelas, purpurina, mucha piel, selfies por doquier y canciones cantadas con emoción por un público, pero para poder entrar todos tuvieron que demostrar estar vacunados del coronavirus.

El conjunto de almacenes donde durante el resto del año se confeccionaron los disfraces y las carrozas fue el lugar elegido para un desfile organizado por la liga de escuelas de samba que pretendía matar el ansia de fiesta y abrir boca.

Roseni de Souza, 56 años, había llegado como cada año, salvo el pasado, desde Canoes (Río Grande do Sul). «Era importante estar aquí para dar apoyo a la comunidad carnavalesca», explicaba en un descanso del mini desfile.

La samba es parte del riquísimo legado artístico de los esclavos que contribuyeron a construir Brasil, así como las muchas décadas de expresiones culturales, incluida la capoeira.

Fue una versión jibarizada del que cada año se televisa a todo el mundo desde el Sambódromo diseñado por Óscar Niemeyer, convertido por la pandemia en centro de vacunación.

Y aunque el Carnaval de Río de Janeiro fue atrasado por COVID-19, danzaron 150 integrantes por cada grupo que en circunstancias normales puede rondar las 4.000 personas. 

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